Tuesday, February 27, 2007

El retorno

El final de nuestra aventura india se acerca. Nuestras cosas ya están empaquetadas y pronto surcarán los cielos (una parte), y navegarán los siete mares (otra parte) camino de Barcelona. Las llaves de nuestra casa en la India ya han sido devueltas al casero. Ya me he despedido de mis compañeros de trabajo y otros amigos que hemos hecho durante este tiempo.

Ha sido una semana llena de trabajo y emociones. Solucionar grandes y pequeños problemas y asegurarse de todos los detalles (o de casi todos, seguro que hay alguna cosa de la que me he olvidado...), mientras cada cosa me traía un recuerdo de los buenos momentos que hemos pasado en esta ciudad.

Esta mañana, en el lobby del hotel, he conocido a una familia británica, con tres niños, que están aquí de preview trip, buscando colegio para los niños y casa, como nosotros estábamos hace unos meses. Hemos intercambiado los comentarios y recomendaciones típicas, pero al despedirme no he podido más que desearles que fuesen tan felices en Bangalore como lo hemos sido nosotros.

Faltan unas horas para que coja el avión, las maletas están preparadas y estoy aprovechando este rato libre para escribir una de las últimas entradas de este blog, mientras el sol se pone y escucho a través de la ventana el ruido del tráfico nueve pisos por debajo.

Ya tengo ganas de estar en Barcelona, con A, R y J. Pasado mañana es el cumpleaños de J y volveremos a estar los cuatro juntos, celebrándolo, recordando los buenos, y también algunos malos, momentos, y pensando en cuál será nuestra siguiente aventura....

Sunday, February 25, 2007

Las calles de Bangalore

Mucha gente tiene una imagen de Bangalore mediatizada por los reportajes sobre offshoring, outsourcing: compañías multinacionales y edificios de cristal donde trabajan, por una miseria, los indios que nos van a quitar nuestros puestos de trabajo como programadores, analistas financieros... Esta imagen quizá no haya llegado todavía al gran público en España (donde nuestra máxima preocupación ahora mismo es el precio del ladrillo...), pero en Estados Unidos, y también en el Reino Unido, es bastante común, gracias, sobre todo, a los reportajes sensacionalistas de algunos periodistas más preocupados por sus índices de audiencia que por decir la verdad (eso sí que suena familiar!!!).

La consecuencia es que se imaginan Bangalore como la ciudad más occidentalizada de la India. Es verdad que en Bangalore hay algunos malls, restaurantes internacionales, e incluso una bolera... Para algunos eso la hace una ciudad que no es auténticamente india.

Pero eso es solamente una de las facetas de la ciudad. Bangalore es una ciudad india, y existen extensas barrios tradicionales con calles estrechas en las que los autos y los peatones deben compartir el espacio, con bazares y pequeñas tiendas en las que se vende de todo.

Estos días que he vuelto a la ciudad, me he dedicado a pasear un rato por uno de estos barrios: Ulsoor. Siempre me había atraído porque lo cruzábamos bastante amenudo cuando íbamos de nuestra casa al centro de la ciudad, y como el hotel en el que me he alojado estos últimos días está bastante cerca de esta zona, pues no he podido resistirme a la tentación de pasearme un par de tardes por las callejas del barrio con la cámara en mano.




Alguien diría que esta es la India auténtica, intentando de esta manera oponerla a las otras imágenes de la India de las que hablaba que se supone que son falsas porque se parecen menos a la idea preconcebida que tenemos. Pero para mi, eso de calificar algo de auténtico o falso cada vez está perdiendo más el sentido.

Lo cierto es que las calles de Ulsoor no son más que uno de los muchos aspectos diferentes que Bangalore puede ofrecer. Es esa diversidad, son esos contrastes los que, desde mi limitada experiencia, los que caracterizan a la India. Y si de contrastes y diversidad se trata, Bangalore sería una de las ciudades más auténticamente indias...

Thursday, February 22, 2007

Difícil

Este post me resulta bastante difícil de escribir... De hecho, lo he intentado varias veces y siempre lo he acabado dejando porque no sé muy bien como explicar todo lo que ha pasado estos días (casi un mes) desde que escribí una última entrada sobre nuestros cambios de planes.

La situación que nos hizo decidir no quedarnos en Bangalore todo el tiempo planeado inicialmente se complicó todavía más, con un desenlace fatal. Como consecuencia, decidimos que, en estos momentos, lo mejor era que yo, sin A ni los niños, volviese a Bangalore, a organizar el envío de nuestras cosas de vuelta a Barcelona, cerrar algunas cosillas del trabajo y hacer todos los trámites burocráticos necesarios para acabar nuestra estancia como expatriados en la India.

Y aquí estoy, en Bangalore de nuevo, esta vez solo. Aunque parece que la logística está funcionando bastante bien, este es, sin duda, el viaje más duro y difícil que he hecho. Cada imagen, cada sitio, cada detalle, me recuerda los buenos tiempos que hemos pasado en esta ciudad, y también la triste razón por la que nos volvemos antes de lo previsto.

El domingo pasado, cuando llegué a nuestra casa, todo estaba como lo habíamos dejado, para irnos a pasar unas vacaciones de navidad en Barcelona. La vajilla que habíamos usado la noche de antes de irnos todavía en el fregadero, las camas de los niños medio deshechas porque habían dormido un rato antes de salir para el aeropuerto, las zapatillas de baño secándose después de la ducha, los juguetes que habíamos preparado para la vuelta (representa que los Reyes Magos también pasaban por Bangalore)...

Poco a poco he ido recogiendo las cosas, y ayer vinieron los de la compañía de mudanzas para empaquetar y llevárselas de vuelta a Barcelona. Los días van pasando y voy haciendo los diferentes trámites, además de ir visitando los buenos amigos que dejamos aquí. Por un lado, cuento los días que faltan para volver a Barcelona, pero por otro cada día que pasa siento que se acerca el final definitivo de nuestra aventura india.

Sé que al final nos quedarán unos magníficos recuerdos, unos amigos para toda la vida,
una experiencia única y maravillosa que recordaremos siempre con una mezcla de alegría y melancolía. No va a ser la última vez que venimos: yo tendré que volver bastante amenudo por trabajo, y seguro que más de una vez aprovechamos para venir todos, porque Bangalore y la India ya son una parte importante de nuestras vidas...