Monday, June 26, 2006

Pequeñas rutinas cotidianas

A medida que se acerca el día de irnos, me voy fijando más y más en todos esos pequeños detalles que construyen la rutina diaria y que normalmente pasan desapercibidos. No es que sienta nostalgia (todavia?), pero pienso que, por ejemplo, de aquí a unos días ya no me despertaré los domingos por la mañana con la conversación del quiosquero de abajo de casa, ni, los días de cada día, me tomaré el primer café de la mañana en el bar apeadero (que no está en el apeadero, sino en la calle), antes de coger el tren para ir al trabajo. Tampoco pasaremos con R, camino de su colegio, por la calle-hospital, con las ambulancias, los médicos, las enfermeras y el que se encarga de pasear los expedientes de un lado a otro, ni comeremos en la terraza del Ponsà los domingos de verano...

Para mucha gente que está de paso, el Eixample es un barrio impersonal y poco interesante, con mucho tráfico en las calles y poco más. Es evidente qu eno tiene el carácter modernillo del Born, ni la diversidad del Raval, ni el espíritu contestatario de Gràcia. Pero los que lo conocemos un poco mejor, la izquierda del Eixample tiene, escondidas en las calles menos transitadas por los coches y los visitantes ocasionales, algunas galerias de arte, tiendas y bares que dan el toque moderno, y existe también un ambientillo internacional, más de expatriados que de inmigrantes, sazonado por algunos restaurantes étnicos, versión nouvelle-cuisine. Aunque es verdad que nos falta bastante en la parte contestataria y revolucionaria (que yo sepa, no tenemos ninguna casa de okupas).

Es la perosnalidad oculta en la que se desarrolla nuestra vida diaria y en la que hemos construido nuestras pequeñas rutinas. Y es, precisamente, cuando estás a punto de dejarlas atrás, al menos por un tiempo, cuándo te das cuenta de que existen y de cómo están estrechamente relacionadas con el entorno en el que vives, y empiezas a valorar todos esos detalles que pasan desapercibidos en el día a día.

Estoy seguro que en Bangalore construiremos también nuestras nuevas rutinas, diferentes pero igual de entrañables, y ese proceso formará parte sustancial de toda la experiencia de vivir en un sitio nuevo.

Y cuando volvamos, nos estarán esperando el bar apeadero, la calle-hospital, el quiosquero y la portera, el Ponsà y los restaurantes étnicos, vesrión nouvelle-cousine,.....

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