Sunday, August 13, 2006

Direcciones

Son los pequeños detalles los que nos permiten asomarnos a las grandes diferencias. Un ejemplo: cómo se escriben, y cómo se explican, las direcciones puede decir mucho sobre el entorno urbano y la geografía humana.

En Estados Unidos las direcciones son claras: las calles están numeradas secuencialmente, y por el número del edificio se puede saber casi exactamente dónde está el sitio a dónde se debe ir. Normalmente también incluyen una referencia a un punto cardinal, el Norte, el Este..., de manera que circulando por la ciudad se tiene la sensación de estar siempre bien ubicado en un mapa.

En Barcelona, especialmente en el Eixample, normalmente nos orientamos por las esquinas: yo vivo en Muntaner-Rosellón y cada mañana cojo el tren en Balmes-Rosellón. A los barceloneses nos cuesta mucho saber dónde está el Norte, pero sabemos siempre dónde está el mar y la montaña, el Besós y el Llobregat. La manera que tenemos de dibujar el mapa de la ciudad, con el mar siempre abajo y la montaña arriba pero sin preocuparnos de los puntos cardinales, además de confundir a los turistas, parece decir que no nos importa lo que las reglas que funcionan para el resto del mundo

Pero, en ambos casos, las direcciones reflejan una geografía urbana con un cierto orden basado en una lógica que no funciona en las ciudades indias. En la India, las ciudades han ido creciendo a base de la formación de barrios, colonias, layouts..., algunas veces más o menos planificados, otras sencillamente de manera orgánica, pero siempre sin límites muy claros y, muchas veces, unos dentro de otros. Así, por ejmeplo, la casa a la que nos vamos a trasladar está en una calle en Defence Colony, que está en HAL2nd stage, que está en Indiranagar. Pero es importante no confundirla con una calle con el mismo nombre, cercana, pero que está en HAL3rd stage, New
Thippasandra, Indirangar. Así que en nuestra futura dirección de correo ( tradicional, el de toda la vida) tenemos que incluir todas esas referencias, además, claro está del código postal, por si acaso.

La cosa se complica más cuando hay que explicar cómo llegar hasta un sitio. En este caso no sirven de mucho los números de los edificios, porque casi ninguno lo tiene visible y, además los números no están ordenados, ni tampoco el nombre de la calle, porque no hay casi carteles que los indiquen. La solución es el landmark, es decir, el punto de referencia. Cualquier dirección, para ser útil, es imprescindible que esté asociada a un landmark: normalmente un edificio o lugar más o menos conocido como un edificio oficial, un hotel, una tienda famosa, un restaurante, una parada de autobuses...

En caso de no conocer el landmark, siempre se puede buscar su dirección, con su correspondiente nuevo punto de referencia; y así hasta encontrar uno que sea conocido. (Ahora qu elo pienso, eso crea una jerarquía de landmarks!).

Aunque parezca mentira, el sistema funciona bastante bien y cuando te acostumbras a él empieza a tener sentido. El problema es ese, acostumbrarse: nuestro conductor todavía me pega la bronca de vez en cuando porque le digo que tenemos que ir a cierta dirección y no le doy ningún landmark, pero las particularidades y opiniones de nuestro conductor so una historia aparte que merece una entrada, o varias, en el blog...

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