Thursday, September 14, 2006

Cada mañana...

...cuando estoy llegando al trabajo me encuentro con un grupo de gente que también parece ir a su trabajo. Es un grupo grande, treinta o cuarenta personas, hombres y mujeres, algunos días incluso más.

Sé que trabajan en la construcción porque algunos llevan los cascos típicos de albañil, en su versión india, y me imagino que trabajan en el edificio que están construyendo en el software technology park donde también está mi oficina. Lo que no sabía muy bien, hasta hace un par de días, es de dónde venían. En la zona donde está la oficina no hay muchas viviendas y, en la calle por donde vienen sólo hay unas pocas casas.

Pero el otro día, descubrí la solución al misterio. Después de comer tenía ganas de tomar un poco el aire (uno de esos días en el que las cosas no acaban de funcionar tan bien como querrías) y salí a pasear por los alrededores. Y resulta que descubrí que detrás de las casas que se ven desde la calle hay un campo enorme lleno de barracas, o mejor dicho tiendas de campaña, hechas con plásticos y otros materiales de deshecho. Debe haber como mínimo cincuenta tiendas, que parecen un poco aquellas cabañas que construíamos cuando eramos pequeños con todas las cosas que sobraban por casa. Y en ellas viven las familias enteras: hombres, mujeres y niños pequeños.

No es que sea una cosa muy sorprendente después de llevar un tiempo aquí. Es bastante común ver en las obras a toda la familia trabajando: el hombre como albañil, la mujer y los niños y niñas, mayores cargando material y los niños más pequeños jugando entre las montañas de tierra y ladrillos. Y es normal que ls familias que trabajan en una obra vivan en este tipo de cabañas junto a una obra en construcción, un edificio, una carreterera,... Incluso los puestos que hay en la calle, pequeñas casetas donde arreglan zapatos o duplican llaves, por la noche sirven de dormitorio para las familias que los atienden.

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