Tuesday, October 10, 2006

El coche fantástico

Para los que no se acuerden, o sean demasiado jóvenes, El coche fantástico era una serie de televisión de mi época adolescente, de cuando había sólo dos canales y los días de verano, después de comer, dormías la siesta mirando cualquier cosa que echasen por le tele. La serie la protagonizaba el Davida Hasseldolf (no voy a molestarme a buscar si lo he escrito correctamente), una especie de Bertin Osborne americano y que luego también protagonizó esa otra serie mítica: los vigilantes de la playa.

Pero el verdadero protagonista de la serie era KITT: un coche (obviamente) fantástico que iba solo de un lado para otro, que podía hablar y que la mayoría de las veces parecía bastante más inteligente y sensato, y mejor actor, que su dueño.

Los mitos de adolescencia acostumbran a tener una duración muy limitada, y éste (si es que alguna vez llegó a serlo), empezó su caida en desgracia cuando, en Estados Unidos, me di cuenta que el coche fantástico no era más que un vulgar Pontiac TransAm, uno de los coche más horteras que había en la época en que viví allí. Tenía incluso menos encanto que el Corvette, al que al menos Prince le había dedicado una canción...

Ahora estamos en la India, y, como demostración de la creencia hindú en el ciclo de la vida, el coche fantástico se ha reencarnado. No sé qué pecados debió cometer en su anterior vida, ni
cómo sería su karma, pero el caso es que su nuevo avatar es bastante menos impresionante, aunque supongo que ha ganado en elegancia y madurez (como todos nosostros en estos años...). Nuestro coche fantástico, nuestro KITT2, es un Toyota Innova, algo más gordo, pero mucho más cómodo que el original.

Lo más importante es que es realmente fantástico: no se puede negar que para negociar cada día el tráfico de Bangalore se debe ser bastante inteligente y habilidoso, y encima va solo de un sitio a otro atendiendo a nuestras necesidades: por la mañana me deja en el trabajo y va a buscar a A. para ir a hacer la compra, puede ir él solito a pagar una factura, esperar a que salgan los niños del colegio para llevarlos a casa y luego volver al trabajo a buscarme a mí.

Alguna vez nos ha dado un susto, como el día que atropelló a un pequeño corderillo (el cordero salió ileso, el coche con un apequeña magulladura), o cuando una de sus ruedas se quedó enganchada en un agujero en la carretera. También tuvo un pequeño toque con una vaca, pero afortunadamente ni la vaca ni KITT2 se hicieron nada y nos ahorramos una peregrinación de penitencia.

El único defecto que tiene es que se le notan mucho los efectos especiales que lo hacen funcionar: nuetro conductor (al coche fantástico original de vez en cuando también se le veían la cabeza o los brazos del conductor medio agachado intentando pasar desapercibido). Pero incluso él se parece a KITT: tiene un carácter bastante especial y a veces es un poco tozudo y difícil de convencer, aunque al fin, más a las buenas o más a las malas, acaba haciendo lo que nosotros queremos.

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