Wednesday, October 25, 2006

Un paraíso para los fotógrafos

Para los que nos gusta hacer fotografías, India puede estar muy cerca del paraíso. El colorido local, los pequeños templos, las vacas por las calles, las tiendas y comercios, los camiones adornados,... dan para cientos y cientos de instantáneas.

De hecho, el mayor problema que tenemos los fotógrafos (permitidme que, humildemente, me considere parte del gremio) en la India es el de dosificarnos. Es muy difícil parar de disparar y dejar la cámara en reposo tan solo unos instantes. Suerte que con la tecnología digital resulta bastante más barato eso de hacer fotos, aunque ya estoy empezando a tener problemas de espacio en disco....

Lo que hace todavía más interesante la experiencia de salir a pasear cámara en mano es la actitud de la gente. En otros países es muy difícil hacer fotos a personas, casi las tienes que robar y en algunos casos te arriesgas a tener algún problema si no andas con cuidado. En la India es todo lo contrario: no sólo es que no les moleste que les hagas fotos, sino que, en general, están deseando posar para la cámara.

Cuando me interesa hacer una foto a alguien, basta con hacer una pequeña señal hacia la cámara y mirar a los ojos para que aparezca una sonrisa cómplice, se estire un poco el cuerpo (todo el mundo quiere parecer más alto y solemne en las fotografías) y la mirada se fije en el objetivo. Una vez tomada la foto, lo único que hace falta es hacer ese gesto tan indio de menear la cabeza de lado a lado, entre un sí, ya he hecho la foto y un gracias, y ya está... Un ejemplo conseguido con esta técnica:


Pero este método no sólo funciona en un sentido. Poco a poco, nos hemos ido acostumbrando a que aquí los extraños somos nosotros; y eso incluye, a parte de las miradas curiosas y poco discretas, que más de una vez nos pidan que posemos para una foto, y entonces somos nosotros los que sonreímos y nos estiramos un poco para posar ante la cámara. Claro que yo, normalmente, no dejo pasar la ocasión y también les pido que posen para mi cámara. Y así hacemos un intercambio de fotos, como en esta que hice a una maestra y sus alumnas en el jardín botánico de Bangalore, después de que ellas hubiesen hecho una foto a R y J:


Y, por supuesto, están los niños y jóvenes, a los que no hace falta ni preguntarles, corren a posar en cuanto te ven sacara la cámara:


Lo más que te piden es ver la foto que acabas de hacer en la pantalla de la cámara (otra vez la tecnología digital gana a la foto tradicional).

Así, cada vez que saco a pasear la cámara, vuelvo a casa con cientos de fotos. Cuando las repaso ahora, me doy cuenta que, poco a poco, me he ido acostumbrando a la actitud relajada y amigable de la gente ante la cámara, y cada vez hay menos fotos de paisajes y monumentos y más fotos de gente...

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