Thursday, November 16, 2006

El cocotero y el mercedes

El título de este post suena un poco a libro de autoayuda de esos que pueblan las estanterías de las tiendas de libros de los aeropuertos, y que parecen tener una fijación por unir, al menos en el título, la espiritualidad con los medios de transporte (El fraile que vendió su ferrari, Dios en una harley, ...). Pero se trata de una historia más mundana, aunque, como de cualquier historia, seguro que se puede extraer una moraleja.

Yendo al grano: ya expliqué hace algún tiempo que justo frente a nuestra casa hay un cocotero que lo pájaros y las ardillas usan como escenario para sus cantos todas las mañanas. Incluso puse una foto del cocotero para que se viera qué verde y tropical es Bangalore (al menos nuestro barrio).

Bueno, pues el otro día del cocotero cayó un coco y rompió el parabrisas de un coche que estaba aparcado en la puerta de nuestro edificio. El coche era, nada más y nada menos que un mercedes. Hay que decir que el mercedes es, evidentemente, un coche de ultralujo en la India, y nosotros, aunque lo habíamos visto varias veces aparcado en casa, no sabíamos de quién era el misterioso carro. Como tampoco vimos lo que pasó con el coco (nos lo contó nuestro conductor, que se lo había contado otro conductor), el mercedes destrozado por el cocotero se convirtió en un pequeño mito doméstico: había pasado de verdad o era una especie de leyenda urbana?. Lo único cierto es que nuestro conductor ya no quería aparcar Kitt2, nuestro coche, en la puerta del edificio, y es que se lo quiere casi como si fuera su hijo...

El misterio se resolvió la semana pasada, cuando conocimos a nuestro vecino del piso de abajo, un alto ejecutivo de una empresa de outsourcing de software y BPO (lo típico en Bangalore...). Durante la conversación descubrimos que el coche era suyo y que, efectivamente, había sido destrozado por el cocotero.

Volviendo a la moraleja, supongo que el suceso se podría considerar como una metáfora: el cocotero, representando la tradición, la naturaleza, y el entorno tropical, atacando al mercedes: la modernización, el éxito económico y el aumento de la desigualdad social. Pero la historia tampoco tiene un final feliz para el cocotero: unos días después alguien, suponemos que enviado por nuestro vecino el dueño del mercedes, se subió al árbol y cortó todos los cocos que quedaban. Así que el mercedes se quedo sin parabrisas unos días, el tiempo que cuesta conseguir e instalar uno nuevo, pero el cocotero se quedó sin cocos (hasta que vuelvan a crecer, que no sé cuánto tiempo es...)

1 Comentarios:

At 7:51 PM, Anonymous Anonymous said...

Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi... vi como se deshacían de los cocos. Fueron dos señores con un aspecto muy rústico usando unas herramientas muy rústicas. Uno de ellos se subió al árbol, de una manera muy rústica, y con su rústica herramienta cortó la mayoría de los cocos, dejó los más pequeños y los verdes. El otro señor, el que no se subió al árbol, daba órdenes e iba recogiendo los cocos. Supongo que se habrán usado de refresco, en algún rústico rincón de la India.

 

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