Friday, October 27, 2006

En un año...

... nuestra vida ha cambiado mucho.

Hoy estoy con la vena un poco filosófica. Me he dado cuenta que hace un año, por estas fechas, yo estaba de baja paternal, intentando ayudar a J a adaptarse rápidamente a su nueva vida y disfrutando, a veces más, a veces menos, de las tareas de amo de casa.

Un año después, aquí estamos, toda la familia, en Bangalore. Ahora yo no hago de amo de casa, al menos a tiempo completo, sino que es A a la que le toca dedicarse a solucionar los problemas domésticos, que aunque parezcan sencillos, a veces se complican bastante en un entorno desconocido y diferente. Ahora, en lugar de ser sólo uno el que se debe adaptar a un nuevo entorno, somos todos los miembros de la familia los que tenemos que acostumbrarnos a unas condiciones de vida distintas, y los pequeños son, probablemente, los que lo llevan mejor.

De vez en cuando, no está mal mirar atrás y reflexionar un poco sobre cómo han pasado las cosas, pero tampoco vale la pena obsesionarse demasiado por el pasado: muchas cosas han pasado en este año, y estoy seguro que todavía hay muchas aventurillas esperándonos en lo que queda de nuestra estancia en la India, así que seguiremos contando....

El árbol de los platos de plástico

En New Thippasandra Road, cualquier cosa vale para atraer clientes a un comercio; y es que la competencia es grande. Un comerciante avispado usa el árbol frente a su tienda como muestrario de los productos que vende: platos y vasos de plástico:


También se pueden ver un par de banderas de la India; hace un par de meses fue el día de la independencia y supongo que las banderas están allí desde entonces, no sé si fue una afirmación patriótica o es que el comerciante también vendía banderitas...

Wednesday, October 25, 2006

Un paraíso para los fotógrafos

Para los que nos gusta hacer fotografías, India puede estar muy cerca del paraíso. El colorido local, los pequeños templos, las vacas por las calles, las tiendas y comercios, los camiones adornados,... dan para cientos y cientos de instantáneas.

De hecho, el mayor problema que tenemos los fotógrafos (permitidme que, humildemente, me considere parte del gremio) en la India es el de dosificarnos. Es muy difícil parar de disparar y dejar la cámara en reposo tan solo unos instantes. Suerte que con la tecnología digital resulta bastante más barato eso de hacer fotos, aunque ya estoy empezando a tener problemas de espacio en disco....

Lo que hace todavía más interesante la experiencia de salir a pasear cámara en mano es la actitud de la gente. En otros países es muy difícil hacer fotos a personas, casi las tienes que robar y en algunos casos te arriesgas a tener algún problema si no andas con cuidado. En la India es todo lo contrario: no sólo es que no les moleste que les hagas fotos, sino que, en general, están deseando posar para la cámara.

Cuando me interesa hacer una foto a alguien, basta con hacer una pequeña señal hacia la cámara y mirar a los ojos para que aparezca una sonrisa cómplice, se estire un poco el cuerpo (todo el mundo quiere parecer más alto y solemne en las fotografías) y la mirada se fije en el objetivo. Una vez tomada la foto, lo único que hace falta es hacer ese gesto tan indio de menear la cabeza de lado a lado, entre un sí, ya he hecho la foto y un gracias, y ya está... Un ejemplo conseguido con esta técnica:


Pero este método no sólo funciona en un sentido. Poco a poco, nos hemos ido acostumbrando a que aquí los extraños somos nosotros; y eso incluye, a parte de las miradas curiosas y poco discretas, que más de una vez nos pidan que posemos para una foto, y entonces somos nosotros los que sonreímos y nos estiramos un poco para posar ante la cámara. Claro que yo, normalmente, no dejo pasar la ocasión y también les pido que posen para mi cámara. Y así hacemos un intercambio de fotos, como en esta que hice a una maestra y sus alumnas en el jardín botánico de Bangalore, después de que ellas hubiesen hecho una foto a R y J:


Y, por supuesto, están los niños y jóvenes, a los que no hace falta ni preguntarles, corren a posar en cuanto te ven sacara la cámara:


Lo más que te piden es ver la foto que acabas de hacer en la pantalla de la cámara (otra vez la tecnología digital gana a la foto tradicional).

Así, cada vez que saco a pasear la cámara, vuelvo a casa con cientos de fotos. Cuando las repaso ahora, me doy cuenta que, poco a poco, me he ido acostumbrando a la actitud relajada y amigable de la gente ante la cámara, y cada vez hay menos fotos de paisajes y monumentos y más fotos de gente...

Sunday, October 22, 2006

En el hospital

En una familia, como en una empresa, cad amiembro tiende a especializarse en unas cuantas labores concretas. Yo en particular, parece que me he especializado en probar el sistema hospitalario de los países a los que viajamos.

Evidentemente, no es que lo haga por voluntad, pero, después de mi experiencia enriquecedora en un hospital chino (que ya contaré algún día con más calma), he sido el primero de la familia, y espero que el único, que he tenido que ir a un hospital aquí en Bangalore.

Antecedentes: hace un par de semanas me hice un pequeño corte en la pierna, por debajo de la rodilla. Tan pequeño que casi ni se veía y, medio tapado por la propia rodilla, me pareció que ni siquiera me había salido sangre. Pero resulta que, aunque pequeño, el corte era un buen punto de entrada de los voraces gérmenes indios, y la herida se me infectó. Nada grave, pensé, una buena limpieza, un linimento con un poco de antibiótico y en un par de días esto está como nuevo.

Lo que no calculé es lo poco acostumbrado que está mi sistema inmunitario a los gérmenes indios. Al cabo e unos días la infección andaba de mal en peor y empezaba a encontrarme mal, un poco de fiebre y dolor en las articulaciones. Era momento de dejar los remedios caseros e ir al hospital.

Me fui a un hospital cercano, se supone que uno de los mejres de Bangalore, y me atendieron en la sala de urgencias. Me hicieron una buena limpieza de la herida, y he tenido que estar yendo cada día para que me la fuesen curando. Con las curas diarias y una potente dosis de antibiótico que me recetaron, la infección ha ido remitiendo y ahora la herida ya está casi cerrada, aunque despues de todo lo que han tenido que hurgar estos días para dejarla bien limpia, se ha quedado en un agujero bastante grande, y la cicatriz puede que sea de las que permiten contar batallitas.

Lo más importante es que he aprendido la lección, y, pase lo que pase, a partir de ahora, al más mínimo signo de infección, me voy al hospital, que además me han tratado muy bien. También me han venido a la memoria las 11 vacunas que me puse antes de venir a Bangalore. No sé si alguna de ellas habrá servido de algo (en el hospital me preguntaron varias veces si tenía la vacuna del tetanos al día) pero yo me sentía bien protegido con tanto anticuerpo, pensando que, al menos, la cosa no iría a mayores....

Happy Diwali

Este fin de semana los hindúes están celebrando el festival de Diwali, el festival de las luces (y de los fuegos artificiales).

Se celebra la vuelta del rey, a veces considerado un dios, Rama con su esposa Sita a su reino, tras rescatarla de su secuetrador, el malvado rey demonio Ravana de Sri Lanka. El Ramayana, el relato épico que narra la savneturas de Rama y Sita, explica que para que, de vuelta a casa, la pareja no se perdiese, la gente encendía pequeñas lámparas para indicarles el camino. De ahí la tradición de encender luces de aceite.

Hoy en día. cualquier tipo de luz, incluso guirnaldas de luces eléctricas, valen para celebrar Diwali. Decoran las casas y las tiendas, con un estilo que, a veces, recuerda algunas de las decoraciones navideñas.

Otra cosa que recuerda nuestra navidad es la fiebre consumista. Aunque no llega al extremo de los países occidentales, es típico regalar dulces a los familiares y amigos, la gente también se engalana especialmente durante estos días, y es una epoca auspiciosa para comprar joyas, coches... Evidentemente, los comercios no desaprovechan la ocasión y estos días lo speriódicos venían llenos de anuncios con ofertas especiales relacionadas con Diwali.

La gente se felicita en persona, por teléfono, a través de mensajes de SMS, y no podían faltar los rangolis especiales para la ocasión, como este en la entrad ade nuestra casa:

También es típico ecender fuegos artificiales y petardos. Llevamos dos noches en las que se oye el ruido de las tracas y, ayer, desde el terrado de casa se veían cohetes por todas partes de la ciudad. Ahora está volviendo a anochecer y se empiezan a oír de nuevo petardos en las calles, y es que el festival dura tres días, o cuatro, según las versiones.

Así, llevamos unos días en un ambiente que es un cruce entre la navidad (felicitaciones y regalos) y san juan (petardos y un calorcito muy de pincipios de verano). Y la fiesta no se acaba aquí, porque el martes, justo cuando finaliza Diwali, empieza la celebración del final del Ramadán para los musulmanes...

Recogida selectiva

En Lal Bagh, el jardín botánico de Bangalore, se practica la recogida selectiva de residuos:

A juzgar por el aspecto de algunos de los contenedores, parece que llevan años haciéndolo...

Thursday, October 19, 2006

New Thippasandra

New Thippasandra Road es el nombre de una calle cercana a nuestra casa y, por extensión, del barrio que la rodea. Supongo que también debe haber un Old Thippasandra, o Thippasandra a secas, pero no sé muy bien dónde está.

Es una calle comercial: hay un mercado de vegetales y frutas, y, a lo largo de su kilómetro aproximado de recorrido, se acumulan las pequeñas y medianas tiendas y puestos de venta en la calle: farmacias, tiendas de ropa, de muebles, de zumos, puestos de flores, consultas de médicos, bancos, joyerías, pastelerías,... Hay hasta dos tiendas que venden pollos, vivos, y una tienda que vende productos de cerdo. Probablemente cualquier tipo de negocio que venga a la cabeza está representado en esta calle. Cada mañana la atravieso camino del trabajo, y cada día me sorprendo descubriendo algún cartel, algún comercio o algún vendedor frente a su pequeño puesto en el que no me había fijado antes.

Normalmente, a esa hora de la mañana no hay mucha gente comprando, aunque los tres templos están ya abiertos a la oración, y los pequeños puestos que venden guirnaldas de flores a sus puertas ya exponen su colorida mercancia.



Me gusta New Thippasandra Road porque es un cruce entre lo conocido y lo exótico: a veces, cuando paso por la mañana y están empezando a abrir algunas tiendas me acuerdo de las calles que rodean los mercados más típicos de Barcelona, pero con una vaca paseándose tranquilamente por el escenario.

Es también aquella India que no sale en los reportajes televisivos o en los periódicos: ni en los que presentan la miseria y las terribles condiciones de vida de las clses más bajas, ni en los que muestran a la India como un futuro líder en la sociedad de la información y las nuevas tecnologías, ni, tampoco, en los reportajes turísticos que enseñan los grandes monumentos y las tradiciones ancestrales más coloristas. No hay ningún monumento suficientemente interesante para atraer a los turistas, aunque
os extranjeros tampoco son completamente extraños, debido a la cercania de algunos barrios, como el nuestro, Defence Colony, donde viven expatriados.

A veces oigo a gente que ha visitado la India y ha parado, por casualida o intencionadamente, en Bangalore, que es la ciudad más occidentalizada del país. Para algunos eso es bueno, se parece más a lo que conocen, y para otros malo porque se aleja de los estereotipos que buscan. Muchas mañanas cuando paso por New Thippasandra Road, me acuerdo de esa frase y pienso que Bangalore, como la India, tiene mil facetas y es imposible describirla con una sola frase o con un blog entero...

Monday, October 16, 2006

Un brahman rezando

Los brahmanes son la casta superior en la India. Para ser exactos, son el varna superior. Un varna es uno de los cinco grandes grupos en los que está estrartificada la sociedad india. Cada varna está subdividido en jatis, grupos de familias que tradicionalmente tienen una ocupación común.

En general, los brahmanes se dedican a las actividades relacionadas con el saber: maestros, funcionarios,..., y con la religión: son los sacerdotes en los templos hindúes y, todavía en muchos casos, son los únicos a los que se le permite entrar en el sancta sanctorum, la zona más sagrada del templo donde está el ídolo del dios o diosa al que se venera.


Esta foto la hice en un templo cercano a nuestra casa. Un de los sacerdotes (el que no sale en la foto) estaba recogiendo las ofrendas que hacían los feligreses (cocos, frutas, pequeñas lámparas de aceite...) mientras que el otro, en el interior del sancta sanctorum, las ofrecía al ídolo.

Después de hacer la foto, me llevé una pequeña, pero amable, bronca porque no les gustaba mucho la idea de que hiciese fotografías del ídolo. Gracias a las nuevas tecnologías, con mi cámara digital, pude enseñarles que en las fotos que había hecho no aparecía el dios, solamentte los sacerdotes que lo cuidaban...

Sunday, October 15, 2006

La reina del soul de Bangalore

Ayer fuimos a una verbena.

Ya han empezado las celebraciones de Divali (o Diwali, o Deepavali...), uno de los festivales más importantes del extenso calendario indio de fiestas. Es una celebración de la luz, de la familia y de la vuelta al hogar. Una especie de navidad pero en entorno tropical. La fiesta de verdad es el fin de semana que viene, pero esta semana, mientras la gente se dedica a compra dulces y petardos, ya ha habid algunas celebraciones y fiestas.

Una de ellas era en el Bangalore Club, un club de rancio abolengo que fundaron los ingleses en época colonial y que ahora frecuenta la alta sociedad de Bangalore. Nosotros no es que seamos de la alta sociedad, pero J y M nos invitaron...

La fiesta tenía un aire muy parecido a una verbena de San Juan, pero de las bien organizadas, no de las cutrillas. Se celebraba en los jardines del club y había comida y bebida, gente saludándose entre sí y, como no, una banda que amenizaba la velada con una combinación de clásicosdel soul de los 70s y 80s y música de películas de Bollywood.

Pero lo más impresionante de la fiesta era la cantante: una señora de unos 50 ó 60 años, vestida con un maravilloso sari y con una voz que no tenía nada que envidiar a cualquier cantante de jazz americana. Me dijero el nombre varias veces, y el mismo número de veces se me olvidó, pero no importa porque yo la bauticé como Bangalore's Queen of Soul.

Artículos de primera necesidad

Cuándo se convierte un artículo en primera necesidad?


En una pequeña tienda en el barrio cercano a casa venden bienes de primera necesidad: comida (arroz, lentejas, harina, aceite...) y recargan tarjetas de móviles. Y es que comunicarse, hoy en día, también es necesario para sobrevivir...

Friday, October 13, 2006

Bienvenida al club

A. por fin se ha decidido a lanzarse a la blogosfera!!!. Desde hoy posteará(?) sus escritos en Ven y dime cómo vives.

Como dice el refrán cuatro ojos ven más que dos, y está claro que al blog le faltaba el toque femenino y una visión distinta. Estoy seguro que a nuestros fieles lectores (que sé que tenemos uno ó dos por el mundo...) os gustará.

Con los escritos de A. y los dibujos de R. que de vez en cuando colgamos, sólo nos falta buscarle un trabajillo a J. para que este sea un blog completamente familiar.

Bienvenida al club!!!

Tuesday, October 10, 2006

El coche fantástico

Para los que no se acuerden, o sean demasiado jóvenes, El coche fantástico era una serie de televisión de mi época adolescente, de cuando había sólo dos canales y los días de verano, después de comer, dormías la siesta mirando cualquier cosa que echasen por le tele. La serie la protagonizaba el Davida Hasseldolf (no voy a molestarme a buscar si lo he escrito correctamente), una especie de Bertin Osborne americano y que luego también protagonizó esa otra serie mítica: los vigilantes de la playa.

Pero el verdadero protagonista de la serie era KITT: un coche (obviamente) fantástico que iba solo de un lado para otro, que podía hablar y que la mayoría de las veces parecía bastante más inteligente y sensato, y mejor actor, que su dueño.

Los mitos de adolescencia acostumbran a tener una duración muy limitada, y éste (si es que alguna vez llegó a serlo), empezó su caida en desgracia cuando, en Estados Unidos, me di cuenta que el coche fantástico no era más que un vulgar Pontiac TransAm, uno de los coche más horteras que había en la época en que viví allí. Tenía incluso menos encanto que el Corvette, al que al menos Prince le había dedicado una canción...

Ahora estamos en la India, y, como demostración de la creencia hindú en el ciclo de la vida, el coche fantástico se ha reencarnado. No sé qué pecados debió cometer en su anterior vida, ni
cómo sería su karma, pero el caso es que su nuevo avatar es bastante menos impresionante, aunque supongo que ha ganado en elegancia y madurez (como todos nosostros en estos años...). Nuestro coche fantástico, nuestro KITT2, es un Toyota Innova, algo más gordo, pero mucho más cómodo que el original.

Lo más importante es que es realmente fantástico: no se puede negar que para negociar cada día el tráfico de Bangalore se debe ser bastante inteligente y habilidoso, y encima va solo de un sitio a otro atendiendo a nuestras necesidades: por la mañana me deja en el trabajo y va a buscar a A. para ir a hacer la compra, puede ir él solito a pagar una factura, esperar a que salgan los niños del colegio para llevarlos a casa y luego volver al trabajo a buscarme a mí.

Alguna vez nos ha dado un susto, como el día que atropelló a un pequeño corderillo (el cordero salió ileso, el coche con un apequeña magulladura), o cuando una de sus ruedas se quedó enganchada en un agujero en la carretera. También tuvo un pequeño toque con una vaca, pero afortunadamente ni la vaca ni KITT2 se hicieron nada y nos ahorramos una peregrinación de penitencia.

El único defecto que tiene es que se le notan mucho los efectos especiales que lo hacen funcionar: nuetro conductor (al coche fantástico original de vez en cuando también se le veían la cabeza o los brazos del conductor medio agachado intentando pasar desapercibido). Pero incluso él se parece a KITT: tiene un carácter bastante especial y a veces es un poco tozudo y difícil de convencer, aunque al fin, más a las buenas o más a las malas, acaba haciendo lo que nosotros queremos.

Algunas cosas no cambian (nunca?)

En una situación donde los sentidos están sobrecargados por la diferencia, no está mal, de vez en cuando, encontrar cosas que no cambian, que son iguales, o muy parecidas, a lo que estamos acostumbrados. Estas cosas inmutables, como la madalena de Proust, te permiten reengancharte, aunque sólo sea por un momento, a la realidad que has dejado atrás, a unos puntos de referencia conocidos.

En mi caso, tengo una gran madalena: el trabajo y, sobre todo, el lugar de trabajo. Es obvio: trabajo en una multinacional del sector de las tecnologías de la información, que se caracteriza (todo el sector, no sólo mi empresa) por la uniformidad, tanto en la manera de trabajar como en el espacio físico.

Así, cuando llego al trabajo y subo en ascensor hasta mi piso, entro en un espacio, un no-lugar, que podría estar en cualquier parte del mundo. Mi cubículo de trabajo (mi puesto de engorde, como diría Douglas Copeland) es mi punto de entrada al país de nunca jamás de las tecnologías globales:


Pero, en el fondo, esa homogeneidad es pura apariencia. Aunque es verdad que mi cubículo podría estar en cualquier otro de los laboratorios de desarrollo que mi empresa tiene alrededor del mundo, no hace falta más que mirar por la ventana, y ver el barrio de chabolas cercano, y los autorickshaws aparcados a la entrada, o bajar un piso a la cafeteria y oler la comida picante, o hablar con los compañeros, frente a un café, sobre cómo celebrarán la próxima fiesta de Diwali, o ver las mujeres en la oficina vestidas con shalwar o sari, para darse cuenta que esta burbuja vive en un lugar concreto.

La moqueta, las paredes del cubículo y la silla, con sus cinco mandos para ajustar la posición, dan una sensación de entorno conocido, de deja-vu, que en algún momento de duda pueden ser reconfortante. Pero, como los recuerdos que abre la madalena, esa sensación sólo dura unos segundos...

Thursday, October 5, 2006

Huelga general

Ayer fue un día de fiesta forzada. Se había declarado una huelga general, o bandh en hindi, que paralizó la ciudad de Bangalore, y todo el estado de Karnataka, durante la mayor parte del día.

El motivo de la protesta es bastante enrevesado. Tiene que ver con una disputa fronteriza entre los estados de Maharastra y Karnataka por la ciudad de Belgaum. Un conflicto que, por lo que se ve, se lleva arrastrando cuarenta años, pero que, por alguna razón que no llego a entender, se ha reavivavdo en los últimos meses.

Supongo que, en el fondo, debe estar el motivo de siempre: el afán de algunos poloíticos de destacar y, al final, ganar votos. Aunque el líder del grupo que ha convocado la huelga no necesita mucho más que su aspecto para destacar. Se pasea por el mundo,incluso en las entrevistas que le hacen en televisión, con unas gafas de sol tamaño gigante (que superan a las que llevaba Rocio Jurado) y un sombrerito de esos que llevan las ancianas inglesas cuando hace frío. Si a eso añadimos una gran nariz y una dentadura bastante destrozada, tenemos un personaje digno de un programa de Buenafuente, qué verdad es eso de que la realidad supera la ficción:

Volviendo a la huelga: supongo que después de los dsiturbios que hubo hace unos meses tras la muerte de un actor de cine, todo el mundo tenía bastante miedo de lo que podía pasar, así que la mayoría de las empresas, comercios y colegios cerraron voluntariamente.

Pero la jornada ha acabado siendo bastante pacífica. La gente se tomó el día de fiesta y ya está. En nuestro barrio se notaba muchísimo menos tráfico en las calles, pero el campo de cricket estaba lleno de niños y jóvenes, y, por la tarde, la gente paseaba tranquilamente . Nosotros hemos aprovechado para pasar un día tranquilo en familia.

PD: No os penséis que el día de fiesta me 'sale gratis', este sábado he de trabajar para recuperarlo!

Tuesday, October 3, 2006

Trajes de baño

A parte de cocinar, la otra actividad que hemos hecho este fin de semana largo es ir a un parque de atracciones cercano a Bangalore. Es uno de esos parques que combinan las típicas atracciones de vértigo, montañas rusas y otros artilugios que menean el cuerpo de un lado a otro, con atracciones acuáticas, piscinas con toboganes de diferentes tamaños, con olas...

Nada extraordinario, el tipo de parque que se puede encontrar en las afueras de cualquier ciudad grande, si no fuese por... los trajes de baño que usaba la gente en las atracciones acuáticas.

Aunque sería más adecuado decir los trajes de baño que no usaban. Y no, no es que se bañasen desnudos/as, sino al contrario: casi todas las mujeres se bañaban completamente vestidas: con shalwar la mayoría, algunas con pantalones y camiseta, e incluso había varias que se bañaban con el sari completo. Solamente algunas niñas pequeñas llevaban bañador, pero de aquellos que tienen una especie de falditas que llegan hasta medio muslo.

Los hombres llevaban normalmente pantalón corto y camiseta (de tirantes o de manga corta), aunque también había alguno bañándose con pantalón largo de chandal e incluso tejanos (con lo terriblemente incómodos que son unos tejanos mojados!).

Ante este panorama, nuestro atuendo, extraído de un día de playa a la española, desentonaba un poco, aunque A complementó su bikini con una camiseta en un intento de no llamar demasiado la atención. Aún así atrajimos bastantes miradas curiosas de la gente, pero como ya nos estamos acostumbrando a la curiosidad natural y muy poco disimulada (pero también mu inocente) de los indios, y estamos empezando a asumir que aquí los diferentes somos nosotros, tampoco nos sentimos muy mal.

Ahora yaconocemos las costumbres y modas de baño locales, para cuando volvamos a este parque, o vayamos a otro sitio parecido. Pero aunque siempre intentemos mezclarnos y adaptarnos lo más posible, dentro de lo que cabe, a las cotumbres locales, no creo que llegue a usar un tejano para bañarme, que los tejanos mojados son realmente muy incómodos!!

Menú vegetariano

Por veinticinco pesetas, nombres de platos tipicamente españoles que, además, sean completamente vegetarianos. Un, dos, tres, responda otra vez....

Esta es la pregunta que hemos tenido que responder este fin de semana. Vinieron a comer a casa una familia que hemos conocido, una de las hijas va a la misma clase que R. Una buena ocasión para probar nuestras habilidades culinarias y preparar un muestrario de cocina mediterránea. Con el pequeño reto añadido de que son estrictamente vegetarianos, es decir que los platos no pueden contener ninguna clase de carne, ni pescado, ni hevos, ni ningún producto derivado...

Si nos paramos a pensar, es evidente que la extensa cultura gastronómica hispana no está nada preparada para este reto. Somos conocidos por los excelentes pescados y mariscos, las carnes, los embutidos..., pero es bastante difícil encontrar platos que cumplan los requesitos vegetarianos. Y mucho más difícil que podamos encontrar todos los ingredientes de esos platos en Bangalore y que, no hay que olvidarlo, estén al alcance de nuestras limitadas capacidades culinarias.

Después de darle vueltas al menú y acudir a la ayuda de nuestros vecinos, gastronomicamente hablando, los italianos, esto es lo que nos salió: gazpacho, coliflor al ajillo, berenjenas a la parmesana, pasta con tres salsas: pisto (o xamfaina), pesto calabrés (esta era de pote) y tomates secos con alcaparras y ajos, ensalada, y verduras rebozadas (al estilo tempura, que no podemos usar huevos!).

En el último momento, nos damos cuenta que no tenemos postre y, curiosamente, aquí es donde falla el sistema. Resulta que en la pasteleria que hay cerca de casa no tienen pasteles vegetarianos (sin huevo) más que por encargo. Supongo que esta pastelería está orientada a suministrar a guiris y expatriados, porque, si no, no se explica que abandonen una parte importante de su posible clientela. También supongo que si hubiese buscado más y hubiese ido a alguna pastelería local, habría encontrado algún postre adecuado, pero como no teníamos mucho tiempo... Suerte que los invitados se presentaron con postre: dulces (muy dulces, como gustan aquí) hechos de leche, miel y ghee.

La comida fue un éxito, y además, nos han quedado algunos platos 'en la recámara' para la próxima ocasión: espinacas a la catalana (tendremos que conseguir piñones o ser creativos y usar pistachos...), paella vegetal (con arroz basmati no sé cómo quedará...) y canalones o lasaña de espinacas.

Vehículos engalanados

Este ha sido un fin de semana largo. El lunes se celebró Dusserah, ó Dasara, ó Dasera, ó cualquier otra combinación parecida, que de todas esas maneras lo he visto escrito.

No es sólo que no tenga muy claro cómo se escribe, sino que tampoco entiendo exactamente qué es lo que se celebra. En general, es una celebración de la victoria del bien sobre el mal, pero parece ser que hay varias leyendas e historias de la mitología hindú asociadas a este día: la victoria de Rama sobre el malvado rey de Lanka que había secuestrado a su mujer (la historia completa es el Ramayana), o la victoria de la diosa Durga (también conocida como Chamundeswari) sobre un demonio. Por lo que parece, en diferentes partes de India se celebran más o menos una de estas dos versiones de la victoria del bien sobre el mal, con la complicación de que en cada sitio se hacen rituales diferentes y se usan nombres locales para referirse a los dioses, demonios, ....;

En Karnataka, la manera de celebrar el festival es haciendo puja (ofrenda) a las armas que llevan a la victoria. En el pasado eran las armas de guerra, pero con el tiempo (afortunadamente) se ha ido transformando en hacer ofrendas a las herramientas y lugares de trabajo y, especialmente, a los vehículos.

Así que desde el sábado, los camiones, autobuses, coches, autorickshaws, e incluso motos, han empezado a circular engalanados con guirnaldas de flores, hojas de plátano y símbolos pintadas en los parabrisas, las ruedas....

Algunos dan lugar a imágenes bastante curiosas: ayer me subí en un autorickshaw que llevaba dos grandes ramas de plátano a cada lado, como si fuesen dos estandartes, o más bien, dos antorchas verdes. También llevaba una girnalda de flores que cubría casi todo el parabrisas y no dejaba al conductor ver muy bien la carretera (pero con las bendiciones de los dioses, quién necesita ver la carretera...).

La visión más sorprendente ha sido esta mañana, camino del trabajo, el camión de la basura. He de explcar que aquí los camiones de basura son camiones normales, de los de cajón abierto, es decir que deja visible la basura que va recogiendo. El camión estaba completamente lleno de basura, pero a la vez graciosamente decorado con flores de colores y guirnaldas festivas (estilo espumillón navideño) y con varias ramas con hojas de plátano sobresaliendo de la basura, como si hubiesen sido plantados en ella. Pensándolo bien, qué mejor ejemplo de herramienta para que el bien venza al mal que un camión de basura?